Bienvenidos a mi blog

Emprender algo que has estado persiguiendo toda tu vida nunca es fácil. En mi caso, ha habido de todo en este proceso. Como si de un mal acto sexual se tratase, he tenido gatillazos, eyaculaciones precoces y hasta han intentado penetrarme sin mi consentimiento. El mundo literario es tan ingrato que a veces me pregunto, ¿por qué empeñarse tanto en formar parte de él?

La respuesta en mi caso es fácil. No puedo vivir sin escribir. Llevo haciéndolo demasiados años como para renunciar a estas alturas, por muchos personajes siniestros que acechen a la vuelta de la esquina dispuestos a violarme y a impedir que mis vergüenzas salgan a la luz con dignidad.

O precisamente por ellos. Para demostrarles que soy más fuerte. No importan los obstáculos que me pongan, importa como aprender a saltarlos. Siempre habrá barreras, medidas de prevención, píldoras del día después y abortos inesperados. Pero yo siempre soñaré con dejar embarazados a los que me quieran leer a través de mis palabras llenas de fecundidad.

Como reza el título de mi tercera novela, El Secuestro de la Esperanza, hay que asumir que otros van a intentar robarte el sueño y la fe. A veces lo conseguirán, pero el escritor que llevo dentro siempre saldrá al rescate. Aunque para ello tenga que sacrificar a los rehenes de mi alma y correrme en la cara del destino. Incluso si éste es tan incierto como el que se describe en Enmascarados por el Mundo, con diferencia el proyecto más ambicioso de mi carrera.

Con esta breve entrada, empieza una historia que en realidad fue iniciada hace muchos años por un niño escribiendo cuentos. Hoy, el joven, harto de hostias recibidas en el mentón de su creatividad, decide ser el propio dueño de su obra y arrojarse a un mundo hostil en el que autoeditar sólo es la primera de muchas luchas clandestinas. Pero esta vez tengo ganas de vencer.

A través de este espacio tan acogedor como amplio, que es obra, gracia e inspiración de mi hermano Diego, os contaré muchas cosas sobre El Secuestro de la Esperanza y acerca de mi batalla por encontrar el sitio que nos merecemos. Porque, como diría Devassy, ésta es más que mi historia. Quiero que también sea la vuestra. Nuestra historia.

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