No ser Invisible

Si hay una persona que represente en España la esperanza no secuestrada para un escritor desconocido, ese es Eloy Moreno. Él, se podría decir así, es una especie de símbolo o héroe para aquéllos que se dedican dentro de las fronteras rojigüaldas a este oficio que es la literatura y se quedan en el ninguneo más absoluto, en realidad la mayoría.

El pasado sábado 12 de mayo estuvo en Valladolid dando una charla y presentando su última novela, la primera vez que pisaba esta ciudad desde que su meteórica carrera literaria le llevó a entrar en el selecto club de los novelistas bestsellers de este país.

Sin embargo, hay que reconocer que Moreno no tiene mucho que ver con ese perfil. Él sigue manteniendo bastantes raíces con su pasado, algo que se aprecia tanto en su manera de expresarse durante sus actos como en la forma de vender sus libros.

En ese pasado que, como él mismo me dijo, “a día de hoy nadie se cree”, vendía libros que autoeditaba en su Castellón natal a pie de calle, por las casas, en la puerta de las librerías… Donde hiciese falta. Hasta que logró alcanzar un número de lectores y de seguidores en las redes sociales tan considerable como para caer dentro del foco de atención de Espasa, sello editorial perteneciente al Grupo Planeta, que publicó El Bolígrafo de Gel Verde, su gran éxito, el que le catapultó a la fama, y del que vendió más de 200.000 ejemplares.

Yo ya conocía la historia, pero, me la creyera o no, lo cierto es que necesitaba conocer al hombre de carne y hueso para no considerarla una leyenda con visos de realidad. Lo vi, lo tuve enfrente, le estreché la mano e intercambié algunas palabras con él. Eloy es un tipo cercano, campechano, positivo y enérgico que se comporta como si estuviera en el patio de su casa, o al menos esa es la imagen que, acertadamente, trata de transmitir.

Y lo hace rematadamente bien, tanto como para conquistar a muchas personas que se dieron cita allí, en ese sitio icónico de la hostelería vallisoletana llamado El Desierto Rojo, algunas de las cuales no habían oído previamente hablar de él, sólo de oídas o bien no se habían decidido a adquirir uno de los ejemplares de cualquiera de sus obras, que (y esta es otra particularidad que le aleja mucho de cualquier escritor de postín) podían ser adquiridas directamente de su autor, pese a haber sido publicadas por distintos grupos editoriales y no estar allí presente ni un solo miembro de los mismos.

Presentación de la novela Invisible, de Eloy Moreno, en el Desierto Rojo de Valladolid.

 

Su última novela es Invisible (aunque a nivel de ventas sea todo lo contrario). No deja de resultar curioso que el castellonense haya titulado así su trabajo, como si se tratara de una especie de guiño a su propia trayectoria que, de no ser cierta, resultaría inverosímil.

Precisamente la visibilidad es el objetivo de Léeme Mucho, el pequeño sello editorial radicado en Laguna de Duero, localidad limítrofe con la capital pucelana, y que comanda Rosa Eva Rabanillo, la persona responsable de que Eloy Moreno estuviera por estas tierras.

Esta mujer fantástica, de personalidad fuerte, carismática y provista de una voz sugerente, intrigante y profunda que animaría a la lectura hasta a los comatosos, está haciendo una gran labor con escritores desconocidos, moviéndose en diferentes ámbitos, organizando eventos e incluso tratando de suplir la dejación de funciones del Ayuntamiento de Valladolid, incapaz de imponerse al rígido reglamento elaborado por el Gremio de Libreros (y aprobado también por el propio Consistorio) para la Feria del Libro de la capital pucelana y que deja sin hueco a los escritores independientes de la ciudad, si bien este no es el ámbito para tratar este tema con la profundidad que requiere.

Rosa Eva leyó la primera página de Invisible para rematar el acto, sorprendiendo al propio Eloy Moreno, y reconociéndole como su padrino literario (ella misma es escritora, autora de Anda…  Que te tenga que enseñar yo a hablar de Sexo). Me dio la impresión de que el estilo del texto difería del de El Bolígrafo de Gel Verde, que contaba a golpe de tuit la historia de un hombre que escapa de su rutina asfixiante y se situaba cerca del libro de autoayuda, pero novelado.

En cualquier caso, y aunque aún no la he leído, Invisible probablemente no sea una novela descriptiva, de esas que buscan profundidad más allá de la trama, aportar detalles que construyan personajes, lugares, situaciones y un contexto que acompañe al desarrollo del relato que le sirva de soporte y al mismo tiempo funcione a modo de entidad narrativa independiente. Supongo que irá más al grano, al entretenimiento, a satisfacer los gustos comerciales.

Pero pese a que seguramente la forma de escribir de Eloy Moreno poco tenga que ver con la mía, sus logros no dejan de ser referente para mí. Me intento motivar pensando que, además de conocer a Rosa Eva, tenemos muchos puntos en común, sobre todo el carácter luchador y el afán de hacer cosas diferentes para dar a conocer nuestro trabajo. En definitiva, para darle visibilidad. Aunque yo tenga El Secuestro de la Esperanza.

Leave a Comment