Días de sol en Pucela

Normalmente Valladolid es una ciudad soleada. No son habituales los días grises y, cuando hay una racha plomiza en el cielo de este valle, suele durar poco. Pero este 2018, al igual que en otros puntos de España, parecía que la capital de Castilla y León no se quitaba el paisaje de cirrocúmulos constantemente amenazadores ni la humedad, vestimentas extrañas para un cuerpo por lo general acostumbrado a la sequedad.

Esta semana por fin ha salido el sol y con él parece que la gente sale de sus madrigueras para darse un garbeo por los puntos de actividad en la ciudad, incluso los que ofrecen contenido cultural, como sucede estos días con el Corte Inglés, que en la puerta de su edificio del Paseo Zorrilla saca los libros más vendidos a la calle y otros no tan conocidos esperando que también susciten la atracción de los visitantes ocasionales o habituales.

En ese intento, durante todos estos días el centro comercial ha programado una serie de actos de firma, promoción y encuentro con autores locales, en la cual he sido incluido. El martes 17 de abril pasará a la breve historia de El Secuestro de la Esperanza como el día que el libro salió a la calle de forma literal y se expuso junto con este humilde autor a la vista de los viandantes de la zona centro-sur de Pucela.

La experiencia fue gratificante y, aunque cansada y sacrificada, satisfactoria en líneas generales. Me quedan bonitas imágenes en la retina que atrapan conversaciones sobre la obra mantenidas cuando la caída del sol era una realidad y quedaba poco para la retirada.

Hasta entonces había habido muchos interesados, unos cuantos compradores y un nuevo paso para la proyección lenta pero segura de mi tercera novela, que ha sufrido un nuevo cambio de marchas positivo gracias una vez más a la dedicación que han tenido para con ella los trabajadores de ese edificio tan importante en mi historia personal, como ya comenté en mi anterior entrada. Begoña, Ana e Isabel fueron mis tres principales lugartenientes en una tarde de abril que siempre recordaré con una sonrisa.

Para El Secuestro de la Esperanza también empieza a salir el sol.

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